Atención Psicológica al Paciente con Alzheimer
En el ámbito sanitario, la atención psicológica al paciente con Alzheimer tiene gran importancia. De hecho, esta demencia afecta a más de 800.000 personas en nuestro país. En el resto del mundo, estamos hablando de una cifra de 44 millones de enfermos, por ese motivo, la salud mental ocupa un papel destacado en la Medicina.
La prevención y un diagnóstico a tiempo pueden marcar la diferencia y beneficiar al paciente y sus familiares. Sin embargo, enfrentar esta enfermedad depende de varios factores, puesto que cada persona es un mundo. Afecta principalmente a la memoria, no obstante, también se dan otros síntomas. El Alzheimer es degenerativo y su evolución no siempre es la misma.
Principales síntomas del Alzheimer
La enfermedad de Alzheimer es un trastorno neurológico que se caracteriza por la pérdida de memoria. Si bien es cierto, que este síntoma es clave, se pueden desarrollar otra sintomatología. Lo que está claro, es que el cerebro se atrofia de manera progresiva. Si te interesa desarrollarte profesionalmente y cuidar a estos pacientes, tendrás que estudiar un curso de formación profesional en Madrid para obtener la titulación oficial, que te permite ejercer como TCAE.
- Memoria. Lo más normal es que empiecen a presentarse lagunas mentales de manera habitual. La persona se olvidará de las cosas, se perderá en lugares conocidos y no identificará a los familiares y amigos.
- Razonamiento. Se detecta la falta de concentración y las dificultades para razonar. Tareas como pagar una factura a tiempo o controlar la economía doméstica se presentan como un problema.
- Decisiones. Esta enfermedad también influye en la capacidad de la toma de decisiones y hacer juicios razonables. Incluso, el enfermo está incapacitado para dar una respuesta a un problema sencillo.
- Conducta. El Alzheimer afecta al comportamiento y estado de ánimo de la persona. Es muy habitual que entre en depresión, apatía y tenga cambios de humor constantes.
- Aislamiento. También es frecuente que la persona se aísle y no quiera el contacto con familiares o amigos, asimismo, podrá evitar salir a la calle.
En líneas resumidas, estos son algunos de los principales síntomas que presenta esta enfermedad, cuya conmemoración es cada 21 de septiembre. La idea es sensibilizar sobre su impotencia y la necesidad de mejorar la calidad de vida del paciente y su entorno. Todo ello se consigue con la prevención y una atención personalizada.
Fases del Alzheimer
Un enfermo con Alzheimer tiene un promedio de vida de 8 a 12 años tras diagnosticarle la enfermedad. Los médicos describen tres fases o etapas para definir el estado del paciente, que van desde ligera a moderada hasta llegar a severa. La parte teórica, que se obtiene en la formación de un ciclo de grado medio en Madrid, sirve para tener un mayor comprensión y aplicar en la práctica.
Fase ligera
En esta primera etapa, el enfermo empieza a olvidar del nombre de las personas, las llamadas de teléfono y tiene dificultades para seguir una conversación. Asimismo, puede entrar en cólera fácilmente y se suele aislar del entorno familiar.
Aunque su razonamiento es lógico, tendrá problemas para comunicarse y las frases serán mucho más cortas. En esta fase, posiblemente, no tenga dificultades para coordinar los movimientos y todavía es capaz de participar en actividades sociales.
Fase moderada
La memoria se verá más afectada, sin embargo, podría recordar hechos lejanos que le vienen al recuerdo. Incluso, puede sentirse solo y acusar a sus familiares y amigos de que no le visitan. En cuanto al comportamiento se refiere, pueden surgir reacciones agresivas y desproporcionadas, así, como aumentar el miedo injustificado.
La comunicación también se deteriora y, lo más normal, es la repetición de las mismas frases durante horas. En esta fase, se empiezan a observar gestos imprecisos y dificultades en el equilibrio y coordinación.
Fase severa
En la última fase, el paciente solo conserva la memoria emocional, por lo que se da cuenta, en todo momento, de que le cuidan y ayudan. Sin embargo, es doloroso para la familia comprobar cómo nos lo reconoce.
En cuanto a su humor es cambiante, igualmente, puede llorar, gritar o agitarse sin explicación alguna. Es muy difícil que pueda comunicarse o comprender lo que se le dice. Finalmente, hay pacientes que ya no saben cómo caminar y les cuesta controlar los esfínteres.
En definitiva, un buen auxiliar de enfermería en Madrid no debe cuestionar, ni juzgar, ni reprender al enfermo, porque lo único que conseguirá es desestabilizarlo mucho más. Estos profesionales sanitarios tienen que tener mucha calma y ser respetuosos en todo momento. Según la evolución de la enfermedad se tendrá que cambiar el tratamiento para conseguir el mayor bienestar del paciente y su familia.